- Joder - acerté a oír detrás mío entre risas - todavía está cagando lefa. El señor García y mi novia empezaron a comerse la cara mientras él hacía rebotar a mi chica contra sus huevos. Ayyyy que gorda!!! - Pues yo diría que sí, y no quiero que me vuelvas a manchar los pantalones otra vez - El señor García paró y noté como se inclinaba para examinar mi culito mientras me separaba los mofletes con las manos -Buf, ¡esto está empapado! No hablamos gran cosa en realidad, caminamos nada más, respirando el aire puro y fresco, mirando en derredor la abundante hierba y la arboleda, ese reducto personal del que sólo por una casualidad enorme podíamos disfrutar. Era música algo melosa, romántica, que él sabía que me gustaba aunque papá no soliera sintonizarla nunca. - Pero... pero... ¿tú consientes esto, Sandra? —¿Enojado? —M’h –exclamé luego, suspirando, y con pereza me levanté. ¡¡¡AY MI MACHO, ENTRAME HASTA EL FONDO, MI MACHO!!! - ¿Qué te parece? - ¡¡¡Ay, sí, mi macho, dame toda tu leche, que ricoooo por favoooor, dame toda tu leche, qué calentita!!! —Sólo al principio, nena, en cuanto te acostumbres te va a encantar. ¿Y tú le dejaste hacer eso? - Jajajaja, mira como babea - dijo él despectivamente, - Y tú, le dijo a mi novia dandole una palmada en el culo - abre bien como te he enseñado, Noté como mi novia hacía esfuerzo, y entonces, de un último golpe, el glande desapareció en su culo. - Ya está, señor García, ya he acabado - mientras le devolvía el pañuelo. —Ayy, Dios mío… mmhhh… ammhh… —comencé a gemir maricona, abrazando su cuello con un brazo hacia atrás y recibiendo de cuando en cuando sus besos. - Que chico más afortunado eres, Juan - me dijo el tal Pedro, mientras me guiñaba el ojo - Jose Manuel tiene tambien mucha suerte. —¡Dios mío, Dios mío, ayyy, que ricoooo!! Las bragas me las quedo de recuerdo. Sabía muy bien que debía dejar de comer tanto, pero era muy difícil, sobre todo con tanto pan siempre disponible en casa, y, tras mirar con cierto pesar mi gran barriga, igual me acabé aquel panecillo antes de levantarme e irme al cuarto. —Mmh –exclamé mimosa, dejándolo hacer, aunque sin volverme. - Sí, me dijo eso y yo tampoco lo entendí, y me dijo que perdonase, pero que olía bastante a flujo vaginal, y que eso no podía ser, porque tenía a todos los hombres de la oficina desconcentrados porque claro, además soy una chica (eso me dijo) muy atractiva, y que solo faltaba eso, que fuera emanando efluvios femeninos. Me levanté para ver la cara de mi novia, y desde luego era la expresión de la máxima felicidad - ¡Ay, Juan, ay, que bien me están follando! - Muy bien. La masturbación junto con la comida de culo duró un tiempo más, hasta que súbitamente, el señor García se detuvo y dijo - Bueno, chaval, ahora vas a ver por qué le estaba desfondando el coño a tu novia - y, llevandose las manos al cinturón, se lo desabrocho, y tras bajarse la cremallera, dejó caer los pantalones. ¡Precisamente esto que ves es el motivo por el que te tengo que castigar! Ay, qué hombre, pero qué grande es y qué bien me folla!- seguía gimiendo Sandra. Era, como me había dicho Sandra, un señor de unos 60 años, pero no me había dicho que el tío me sacaba una cabeza de estatura, y que tenía un cuerpo que impresionaba bastante por su volúmen atlético. Pero ¿cómo le puede entrar eso? - Nnn..no. Se volvó a levantar y, sin muchos miramientos, se agarró la polla con la mano, la apoyó en el ojete de mi novia, y empezó a empujar. Y eso que los tengo más grandes que tu Juan - se mofó. Víctor siguió callado, mirando por la ventana, o a la pared o a ningún lado, pensando quién sabe qué, y acabado su plato tomó la sección de deportes del periódico y sin mucho interés se puso a ver lo que ahí había, levantándose unos minutos después. ¿Le estoy poniendo bien la crema? Un par de golpes más y así empezó a alternarse con los dos agujeros, entrando a fondo sin misericordia, todo lo que podía entrar. —De saber las ganas que tenías desde cuando te hubiera cogido… aahhh…. We would like to show you a description here but the site won’t allow us. El señor García continuó su movimiento y no tardó en empezar a deslizar un dedo dentro de mi vagina. Unas venas gordas lo recorrían de arriba a abajo. —Je, je, muy bien… pues sigo… aahhh… ooohh… oohhh…. —Ven –me indicó entonces, sonriente, mirando cómo la deseaba y, pasándome una mano por la nuca, suave, me atrajo hacia ella. Download Full PDF Package. READ PAPER. Adicional a ello renuncie a mi trabajo q estaba mas de 9 hr en la computadora, y me hacia doler los ojos y no aguantaba las luces de la oficina y las de … - preguntó, mientras me seguía repasando la vulva. No me han cogido nunca. Sin pensarmelo dos veces, alargué la mano y aunque no fue fácil por las arremetidas que le estaba dando el jefe a mi novia por el coño, conseguí meterle dos dedos por el culo a mi novia. - Pese a mis súplicas, siguió así durante un buen rato. Lega un gitano a un concesionario de vehiculos, y le dice al encargado: ¡ mire usted,yo queria un for escor tuneao con las lunas tintadas, mire usted, con unas llantas de 18 pulgadas, con sus bajos mire, y que en la parte de atras ponga GITANER ay! - ¡Usted...señor...García, usted es mi... macho! La verdad es que me impresionó bastante. Miré para atrás y vi como se pasaba el dedo bajo las narices y lo olía. - ¡AY! - Ya sabes que me da un poco de cosa. De cualquier forma, perfectamente acostumbrado y sabiendo que debía darle a mi cola un momento para relajarse, Víctor dejó de hacer presión, y paciente, cariñoso, acarició mi espalda, mis caderas, mi cabello. Bueno, pues claro, el jueves que viene voy contigo. Bueno, supongo que tu novia te ha tenido al corriente de los problemas que hemos tenido con ella muy en parte debido a tí. ¡Sandra! —Te juro que no le digo a tu papá –dijo sonriendo. ¿Has visto, Juan, que bien me ha entrado? - ¿Y qué tal? - ¿Yo me he aprovechado de tí en algún momento? "Así está mejor", dijo. La polla, totalmente cubierta del flujo de Sandra, se veía ahora en todo su esplendor, más fuerte y tensa que nunca, con unas venas brillantes y palpitantes que recorrían todo el tronco de abajo a arriba, y un hinchadísimo glande de color violaceo. Yo no sabía por qué, porque la puerta de su despacho no se cierra nunca, pero me dijo "Sandra, esto ya pasa de castaño oscuro. - Bueno, pues yo accedí, porque me siento realizada como persona tener un trabajo y ser productiva, y porque, sinceramente, necesitamos el dinero. Apenas unos años antes, papá mismo había acabado por darse cuenta que yo usaba brasier todo el tiempo, y, con tiento, con no poca dificultad, sencillamente me lo dijo, abordó el asunto a las claras, por lo que yo, rompiendo a llorar, le confesé cómo me había sentido desde siempre, lo mal que me sentía de tener que comportarme como hombre en todas partes y cómo necesitaba sentirme al menos un poco mujer. Entonces paró y me dijo algo que ya me estaba temiendo. Desde entonces, como no podía ser de otra manera, se repitieron los encuentros, más discretos claro, con mucho cuidado, en los pocos momentos en que podíamos quedarnos más o menos a solas. –le pregunté, cubriéndome con una bata y apenas entreabriendo. Así, tras escuchar con atención y rascarse mucho la cabeza, sabiendo que a final de cuentas yo era así y no había nada que me fuera a hacer cambiar, comprensivo, resignado, papá tan sólo suspiró y me dejó hacer. —Papi… no sé… yo… —comencé a balbucear, cortada, sin nada qué decir en realidad. —¿Qué pasa? —¿Quieres una cerveza? Una vez el sultán iba cabalgando por las calles de Estambul, rodeado de cortesanos y soldados. Siguieron así unos segundos, y entonces noté como un chorro de algo caliente que se escurria por el brazo que tenía en el culo de mi novia y se derramaba en el suelo: era la leche del señor García, que se empezaba a escapar de la vagina de Sandra. Desde que había empezado la sesión de azotes yo notaba algo contra mi estómago que me molestaba, y a cada azote me molestaba un poco más. - Ay, por favor, señor García, tenga cuidado. - ¡¡¡Toma, polla, niña, qué bien traga esa raja!!!
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